Secuencia didactica pedagogia conceptual

De la pedagogía didáctica al nuevo aprendizaje

El presente estudio persigue esta perspectiva iniciada por el profesor, en la que los profesores determinan si la neurociencia influye en sus decisiones pedagógicas situadas o cómo lo hace. Clement y Lovat (2012) afirmaron que sólo los profesores pueden demostrar realmente si la neurociencia puede influir en la educación. En su opinión, la prueba definitiva de la relevancia de la neurociencia para la educación debería ser si el conocimiento de la neurociencia proporciona a los profesores un «conocimiento utilizable» que pueda afectar a las decisiones pedagógicas que toman en sus propias prácticas en el aula. Es posible que la neurociencia no proporcione conocimientos inmediatamente útiles para la enseñanza en el aula, porque la neurociencia describe fenómenos y procesos naturales, mientras que la educación prescribe decisiones pedagógicas para mejorar los resultados del aprendizaje. Sin embargo, la neurociencia puede afectar indirectamente a la educación al aportar conocimientos sobre la enseñanza y el aprendizaje que tengan en cuenta las limitaciones biológicas y fisiológicas de estos procesos impuestas por nuestro cerebro y nuestro cuerpo. Dicha información de fondo entra dentro de la designación de Shulman del conocimiento de los estudiantes como una de las siete categorías necesarias del conocimiento del profesor (Shulman, 1987). Clement y Lovat (2012) argumentaron además que una vez que el conocimiento de la neurociencia se comparta de una manera más accesible, los profesores podrían desempeñar un papel crítico en la identificación de qué conocimiento de la neurociencia es pertinente y aplicable a sus propias decisiones y prácticas en el aula.

La pedagogía de la danza en el mundo contemporáneo

Es importante elaborar planes de clase que ayuden a todos los tipos de alumnos a absorber la información de una manera que se ajuste a sus necesidades individuales. Cuando los profesores comprenden las características de los diferentes estilos de aprendizaje y las estrategias de instrucción asociadas, están más capacitados para abordar las necesidades de instrucción de todos sus alumnos.

Dado que cada alumno aprende de forma diferente, los estilos de aprendizaje están ampliamente reconocidos tanto en la teoría de la gestión del aula como en la teoría de la educación en general. El término «estilos de aprendizaje» se refiere a la comprensión de que cada estudiante aprende de forma diferente. Técnicamente, el estilo de aprendizaje de un individuo se refiere a la forma preferente en que el estudiante absorbe, procesa, comprende y retiene la información», explica Teach.com. Por ejemplo, un alumno puede aprender mejor representando un proceso, mientras que otro puede preferir leer sobre el tema.

Los estilos de aprendizaje de los alumnos dependen de varios factores, como su entorno y otros factores cognitivos y emocionales. Como cada alumno es diferente, es conveniente que los profesores desarrollen estrategias de aula que incorporen diferentes estilos de aprendizaje para los distintos tipos de alumnos. El modelo VARK ayuda a los profesores a hacerlo. Se trata de un acrónimo que hace referencia a los cuatro estilos de aprendizaje: visual, auditivo, preferencia por la lectura/escritura y cinestésico.

Planificación de la lección: ¿Qué se necesita?

Las recientes investigaciones sobre la eficiencia del proceso de aprendizaje tienen en cuenta que la relación entre el uso de los recursos y la satisfacción de las necesidades es esencial en su determinación y evaluación final. Partiendo del análisis de la condición de gestor del profesor en la clase de los alumnos, se debe tener en cuenta, en cada etapa del proceso educativo, la relación entre recursos y necesidades, emprendiendo planteamientos de acomodación y equilibrio mutuos. Sin abandonar la perspectiva estrictamente psicopedagógica, el profesor debe abordar también las estrategias de gestión en la clase de los alumnos, aprovechando los recursos disponibles mediante el diseño de soluciones para su gestión y aprovechamiento. Los fracasos del profesor en el aula se deben a la falta de conocimiento, gestión y aprovechamiento de los recursos educativos (sociales, psicológicos, pedagógicos, de gestión) en la clase de los alumnos. El nivel de rendimiento del profesorado en el aula puede expresarse como una relación entre los resultados obtenidos y los recursos disponibles. Los datos de este estudio ponen de manifiesto la necesidad de llevar a cabo una utilización adecuada dentro del proceso educativo de los recursos educativos, que consisten en materiales y medios didácticos, para crear un ambiente educativo favorable a la actividad instructiva y educativa que se centre en el alumno con todos sus sentimientos, actitudes y conocimientos. Palabras clave: Recursos educativoseducación primariaprofesoresalumnosdirección

Pizarra digital interactiva en la enseñanza de la capacidad calorífica

2Por ello, en mi ponencia intentaré satisfacer dos exigencias contrapuestas: el compromiso con la investigación empírica, por un lado, y el objetivo de ofrecer recomendaciones de planificación aplicables, por otro. Soy consciente de que no es una tarea fácil. Baso mis sugerencias para el nuevo enfoque de la didáctica general en los hallazgos empíricos que pudimos reunir en el contexto de la investigación llevada a cabo por la Escuela de Doctorado de la Universidad de Hamburgo sobre «Bildungsgangforschung». Yo fui el ponente de esta escuela 1.

3El impulso de la conmoción de PISA llevó a los principales representantes de la investigación empírica en educación (‘Bildungsforschung’) a iniciar un programa financiado por el Estado que intenta definir los estándares educativos y los niveles de competencia para su evaluación. Comienzo con una cita de esta experiencia. Los autores escriben en su introducción

4 «Si tenemos éxito en la creación de estándares educativos (‘Bildungsstandards’) que reflejen una visión sostenible de los procesos educativos (‘Bildungsprozesse’), una filosofía moderna de los dominios, una perspectiva de desarrollo para las competencias de los estudiantes, estos estándares pueden convertirse en un motor para el desarrollo educativo de nuestras escuelas». (Klieme et al., 2003, p. 10, traducción propia)